Al-Musta'in II de Zaragoza, quizá recordando los servicios que el Cid había prestado durante seis años a su padre, Al-Mutamán, avisó a Rodrigo de la coalición que se había reunido para presentarle batalla.
El Campeador consiguió preparar a sus tropas con celeridad y hacerles frente; el resto del ejército del Cid descendió a enfrentarse con el grueso de las tropas de Berenguer, que subían desde el valle.
De cualquier modo, queda clara la importancia de estas capturas y las elevadas ganancias que habrían supuesto al Cid los respectivos rescates, si bien la biografía latina del Cid refiere que el caudillo castellano los liberó sin contraprestación.
[5] El Campeador se retiró a curarse de sus heridas a un lugar llamado «Salarca» en la Historia Roderici, que quizá sea la «Shaqarqa» que las fuentes árabes sitúan cerca de Zaragoza, donde Rodrigo permaneció por dos meses.
Posteriormente se instaló en Daroca, posiblemente en el invierno del año 1090-1091, donde consta que el castellano estuvo gravemente enfermo, quizá a consecuencia de la infección de heridas causadas por la caída del caballo en Tévar.