Campeador (lexicografía)

Se creía en aquella época que, con la ayuda divina, el poseedor de la verdad obtendría la victoria.

Este texto no deja lugar a dudas, en Francia se llamaba Campidoctor al luchador en combates judiciales, idéntico significado que el término campeador en la zona navarro-riojana próxima a San Millán de la Cogolla.

La Primera Crónica General de España, versión sanchina, del año 1289 (Estoria de España), nos aporta algunos detalles sobre este combate que ya mencionaba el “Carmen Campidoctoris:  el combate fue en el año 1074, el caballero navarro contra el que combatió se llamaba Gimeno Garceiz y la disputa fue por el castillo de Pazuengos y otros que presumiblemente estarían emplazados en el mismo territorio navarro-riojano.

[12]​ Campidoctor y Campidoctus son términos latinizados como cultismos del apelativo que se dio en romance a Rodrigo Díaz, como muestra el hecho de que algunas de las fuentes árabes que preceden a estos vocablos del latín registran su sobrenombre de Campeador arabizado en الكنبيطور o القنبيطور .

En este contexto, parece razonable suponer que los pocos escritores de la época (en su mayoría clérigos) quisieran dar un lustre culto a las expresiones del latín vulgar o el romance.

[16]​ Siguiendo esta línea, Levi-Provençal mantiene que: "Hay un equívoco en la interpretación de la palabra española «Campeador».

En vez de intentar explicarla por sí misma se acude a los vocablos latinos eruditos «campidoctor» y «campidoctus»"; pero a pesar de su raro empleo en el Carmen Campidoctoris y en la Historia Roderici, nada prueba que estas dos palabras latinas no hayan sido escogidas arbitrariamente a causa de su parecido fonético, para representar un vocablo popular".

En la misma línea se pronuncia Alberto Montaner Frutos en su «estudio preliminar» a la edición que con Ángel Escobar Chico realizó del Carmen Campidoctoris, publicado en 2001.