Para las ciencias históricas, el diploma (del latín díplōma, y del griego clásico δίπλωµα, "diploma", «doblado»)[1] es un documento «redactado siguiendo unas normas que le dan credibilidad y validez»,[2] y emanado generalmente de una autoridad soberana o de un entidad oficial, que confiere o atestigua un derecho (patente, bula), un título (nobiliario, profesional), un reconocimiento (condecoración, premio) o un título académico (grado, máster, doctorado).
El portador del "pliego" o diploma era ipso facto un diplomático.»[8] En su acepción clásica, los diplomas eran dípticos (tabulae duplices), un instrumento o documento (como tablillas o placas metálicas enganchadas en dos) expedido por alguna autoridad pública para otorgar a los soldados licenciados, que en muchos casos se debía entregar en el domicilio del premiado, certificando los años de servicio y los derechos y privilegios concecidos como gratificación.
El término pergamino es otra denominación antigua, determinada por el tipo de soporte material utilizado.
En todo diploma figuran tres elementos personales: Los diplomas o documentos se clasifican por razón de: La materia clásica de los buenos diplomas en la Edad Media, desde el siglo VII y aún en la moderna ha sido constantemtne el pergamino más o menos avitelado pero sin exclusión de otras láminas en los primeros siglos medievales.
Pero ya desde el siglo X se van mezclando cn el latín frases vulgares o en romance y desde fines del XII se redactan algunos documentos por entero en lengua vulgar, por lo menos, en las naciones europeas (en Provenza, ya desde el siglo XI) cuando no se trata de comunicaciones internacionales, que aumenta de tal modo en el siglo siguiente que llega hasta hacerse exclusivo el idioma vulgar para documentos eclesiásticos.
En los documentos castellanos y leoneses cesó el latín desde mediados del siglo XIII aunque algo más lo retuvieron los notarios, sobre todo, en el formulismo de sus actas.
En la Corona de Aragón siguió el latín hasta el siglo XVII pero desde mediados del XIII se redactaron en catalán algunos documentos notariales.
El idioma latino de los documentos medievales se presenta en todas las naciones muy decadente[cita requerida] y lleno de barbarismos y esto aún en la misma Corte Pontificia desde el siglo VIII hasta mediados del siglo XI.
Pero desde esta última fecha va mejorando en Italia, mayormente desde el siglo XIII imitándole algo las demás naciones.
Siguieron después las escrituras nacionales y durante los siglos XIII, XIV y XV se empleó la llamada escritura gótica con sus derivaciones, para reemplazarla con la itálica desde finales del siglo XV en los mejores documentos.
En Japón, un diploma puede ser un título académico original japonés o un Certificado de Graduación emitido en varios niveles, desde la escuela primaria hasta la universidad.
[14][15][16][17] En México y otros países latinoamericanos se puede otorgar un diploma para cursos cortos de formación profesional.
Los títulos de bachillerato en Ontario suelen durar un año más que un diploma avanzado y los ofrecen tanto colegios como universidades.
El sistema escolar canadiense utiliza créditos para calcular el valor de la carga académica para obtener un diploma.
En el Reino de España los títulos universitarios se expiden a nombre del Rey.
Como tales, son documentos de Funcionario Público, estrictamente regulados y protegidos por la ley.
También existe el Diploma ampliado BTEC, después del cual se avanza a un título (universitario).