La batalla de Orihuela fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en España el 30 de agosto del año 1873 entre las fuerzas cantonales murcianas, dirigidas por Antonete Gálvez, y las gubernamentales, encabezadas por el gobernador militar Ruiz Piñero y Mariano Artés Campillo.
El encuentro se saldó con una victoria cantonal y la adhesión de Orihuela a la causa revolucionaria.
[3] Inútilmente intentaron pedirlos en Orihuela, donde los boticarios se negaron a dárselos.
[3] Como en cada ciudad, los cantonales se cobraron varios miles de pesetas para gastos militares, tras lo cual la expedición volvió a sus respectivos hogares, siendo los prisioneros llevados a bordo del Isabel II y después de unos días puestos en libertad.
[3][4] En cuanto a las bajas civiles, el Gobierno de España las usó para desacreditar la causa revolucionaria.