Para tratar de calmar la situación, y sin pedir apoyo al Gobierno Federal, se decidió enviar algunos destacamentos de la Policía Estatal, a los cuales tampoco se les dijo las verdaderas razones del por qué fueron enviados, solo se les dijo era para apoyar a las policías municipales de la región hasta que los elementos militares y policiales, regresaran a funciones en su totalidad, después de año nuevo.
La última defensa se dio en el Palacio Municipal, los policías estaban refugiados en el edificio, y los zapatistas avanzaban en esa dirección.
El 17º y el 53.º rápidamente sitiaron la ciudad para que el 73.er batallón, comandado por el General Juan López Ortiz ocupara la posición.
Los rebeldes concentraron todo su fuego en un mismo punto para conseguir romperlo y lograr que el grueso de las fuerzas zapatistas escapara, desplazándose a una colina que los llevaría a la selva.
Liberaron a 80 policías de seguridad pública que se habían rendido y que los zapatistas mantenían como rehenes después del enfrentamiento al tomar el edificio de la presidencia municipal.