A las tres de la tarde, cuando ya habían desembarcado unos mil hombres conforme con las instrucciones del general San Martín, Juan Gregorio Las Heras inició su marcha sobre Pisco.
[1] El general Las Heras pensaba que al no haber sido atacados durante el desembarco, el ejército realista tendría preparada una emboscada a los alrededores del pueblo.
Las Heras mandó avanzadillas en todas las direcciones para reconocer el terreno y estas no encontraron enemigos ni pobladores.
Luego de que el ejército independentista tomara el pueblo sus habitantes comenzaron a regresar.
Los espías le informaron que la ciudad había sido abandonada por el ejército realista; sin embargo, Arenales ordenó a sus hombres entrar a la ciudad con suma cautela y dedo en el gatillo.
[3] Las tropas independentistas fueron recibidas con júbilo por un gentío que incluía al alcalde Juan José Salas y demás autoridades municipales.
Arenales consideraba imprescindible destruir a Quimper para poder iniciar la Campaña de la Sierra.
Al atardecer del 12 de octubre, el teniente coronel Manuel Rojas y sus hombres cruzaron el río Ica y se dirigieron al sur para dar caza a Quimper.
Todos con las armas a punto, para al instante repeler o iniciar un ataque.
Estos jinetes les informan que hablaron con una avanzada realista a una legua de camino.
Al promediar las cinco de la tarde, la caballería independentista tomó la plaza en la que aún se resistían algunos realistas.