[4] Mientras su colega, Quinto Minucio Termo, se dedicaba a aplastar una rebelión en la Liguria, el cónsul Lucio Cornelio Mérula atravesó dicha región para atacar las tierras de los boyos.
[5] Mérula deseaba una batalla campal, pero como los celtas se retiraron ante su avance, ordenó a sus soldados dispersarse para saquear sus pueblos.
[3] Mérulo se quedó con las legiones haciendo una segunda línea para impedir que atacaran sin recibir sus órdenes.
[15] Entonces Mérula ordenó al jefe de la caballería auxiliar, Cayo Livio Salinator, cargar a máxima velocidad apoyado por los jinetes romanos,[16] causando caos y temor entre las filas galas.
[22] Las cartas de ambos cónsules llegaron a Roma más o menos al mismo tiempo anunciando victorias contra ligures y boyos.
[35] Sin embargo, Quinto Cecilio Metelo presentó una moción formal porque su versión era contradicha por el legado Marcelo y que no habían decretado nada pues esperaban que cónsul y legado debatieran ante ellos,[36] pero curiosamente Mérula había dejado a Marcelo con el ejército, impidiendo tal evento.
[40] Al final, cuando se votó por conceder un triunfo, los tribunos de la plebe Marco y Cayo Titinio vetaron tal medida.
[41] Según el arqueólogo estadounidense Stephen L. Dyson la batalla fue mucho más decisiva de lo que inicialmente se pensaba.
Sus líderes no estaban unidos y la facción antirromana tradicionalmente dominante había perdido a muchos de sus jefes en batalla.
[44] Un año después, el cónsul Publio Cornelio Escipión Nasica infringió una derrota devastadora a los boyos.