Triarios

Adoptaban una disposición parecida a la de la falange griega, apoyando la rodilla para adoptar una posición defensiva, conformando así una unidad compacta aunque de mucha menor profundidad.Su arma característica era una larga lanza, aunque también portaban un gladius y «dos dardos emplomados».[1]​ Los infantes usaban protecciones corporales, siendo los centuriones los que portaban aquellas de mayor calidad, añadiendo a la cota de malla o loriga y el casco unas grebas.Si la situación de la batalla se complicaba hasta movilizar a los triarios, estos, si no podían tampoco vencer, al menos estaban preparados para resistir al enemigo como una falange, dando tiempo al resto del ejército a reagruparse o retirarse ordenadamente, evitando una matanza y haciendo la victoria costosa para el enemigo.El estatus y el grado de experiencia de los triarios en muchas ocasiones contribuía a que las tropas que se batían en retirada, es decir, las dos primeras oleadas compuestas por asteros y príncipes respectivamente, recuperasen la moral y volvieran a formar para combatir de nuevo.
Réplica de la armadura usada por los Triarios, gladius y escudo en el Anfiteatro Flaviano, Roma