Infantería de línea

Estaban armadas con mosquetes de ánima lisa y avancarga, poco precisos y solo efectivos en inmensas salvas coordinadas disparadas a unos 50 metros de distancia.

También evolucionaron con sus armas, y se adaptaron bien a los mosquetes estriados, muchos más precisos, las cámaras de recarga, que permitían disparar varias balas sin recargar, y la retrocarga para que la boca siempre apunte al enemigo, no a la cara.

Adoptaron nuevas tácticas de combate, abandonándose la guerra en hileras en favor de los combates en pequeños grupos, como las formaciones en cuadro, que acabaron por dejar completamente obsoleta la lucha cuerpo a cuerpo, la división en pequeños pelotones de dos o tres soldados, permitiendo concentrar el fuego en un mismo punto.

Esto le daba al coronel mucho poder en su tropa, que elegía el armamento que llevaban, y su uniforme, aunque la base de este fuese el marcado por el gobierno.

Todo esto hacía que los altos cargos del ejército de un país en cuestión estuvieran siempre dentro de un grupo casi cerrado, además, cuando el coronel fallecía, el regimiento lo heredaba un hijo que tuviera ya el grado de coronel u otro coronel previamente designado por el difunto, y tras varios regimientos a tu servicio, ascenso.

Infantería de línea de Prusia atacando con mosquetes durante la Batalla de Hohenfriedbergo en 1745