Las fuerzas revolucionarias de Camargo y de Pedro José Sarmiento Hernández (liberal radical nacido en Socha), organizadas en Boyacá, se dirigieron hacia el estado de Santander para combatir y destruir el ejército que en nombre del gobierno, había levantado en ese estado el General Guillermo Quintero Calderón.
Este había servido a las órdenes del gobierno conservador desde el año 1885.
Al tener noticia de la insurrección levantó un ejército contrarrevolucionario en Santander y resistió victoriosamente el primer empuje de los rebeldes, temiendo que las fuerzas de Gaitán ocuparan la ciudad de Ocaña, se situó a inmediaciones del río Magdalena, en un punto llamado la Humareda, en donde construyó fuertes trincheras para poder resistir a las fuerzas que, por tierra venía a órdenes de Camargo, y a las que en los buques podría traer Gaitán Obezo.
Habiendo desistido este jefe del sitio de Cartagena y, después de varias vicisitudes en la campaña de Bolívar, resolvió embarcarse en sus buques a Barranquilla, para juntarse con Camargo, destruir a Quintero Calderón y continuar la guerra en Santander.
[1] Triunfante Nuñez con el apoyo del partido conservador, proclamó resueltamente la reforma de las instituciones en sentido reaccionario.