[13] Pero los mismos que él liberó pasaron a ser los mayores instigadores de la rebelión.
Llegando a ese lugar encontró a su vanguardia festejando la victoria y ahí se encontró con el mestizo Lázaro Ambrosio que le aconsejó no avanzar pues Butapichón había tomado posiciones en Millarapué con 3000 jinetes y 2000 infantes.
El maestre no le escuchó, enviando primero a los tenientes Antonio Gómez con 30 arcabuceros y Renguel con 200 yanaconas pero con la advertencia de no pasar el paso de Don García o Picolhué, que era un desfiladero en la montaña, al que entraron.
[15] La batalla costó la vida de 40 españoles, incluyendo varios capitanes, aunque los araucanos se retiraron dejando en el campo numerosos cuerpos.
[18] Continuó la marcha por dos días hasta que el cansancio de los caballos y sus hombres le obligó a armar un campamento en un lugar conocido como el de Los Robles a orillas del Itata.
[20] Ante la primera arremetida los españoles sufrieron fuertes bajas pero el gobernador que se hallaba en reposo por su mala salud se levantó, montando su caballo y logró que sus capitanes reorganizaran las tropas y rechazaran al enemigo con grandes pérdidas.
[22] En esos tiempos el gobernador fue informado por indios amigos que los caciques Butapichón (Putapichion) y Quepuantú (Keunpuantú) habían reunido un gran ejército.
Había un gran temor en los residentes de Santiago porque al enviar los 180 nuevos reclutas y partir el gobernador y sus hombres a inicios de noviembre hacia Concepción[24] no había fuerzas para defender la ciudad, sobre todo al enterarse de que unos 3000 indios habían cruzado la cordillera para atacar la capital del reino desde el oriente[2] por un paso ubicado entre Rancagua y San Rafael.
[29] El gobernador inmediatamente se preparó para realizar operaciones de castigo para debilitar a los araucanos.
[32] La lucha comenzó con la carga de jinetes mapuches que fue detenida por fusileros y lanceros.
[32] Luego, Laso de la Vega ordenó a su caballería cargar contra la infantería enemiga, lo que terminó siendo rechazada igualmente, acabando los jinetes hispanos por huir desordenadamente.
[35] Pero haciendo una tercera carga y junto a 150 hombres de la reserva[26] logró abrir las filas mapuches.
[35] La batalla fue un desastre total para los araucanos, fuentes de la época mencionan hasta 2000 caídos, 600 prisioneros y tres a cuatro mil caballos capturados por los españoles.
[2] Tras la batalla y persecución el gobernador ordenó a sus tropas volver al fuerte al final del día tras lo que se celebró un Te Deum y se dio de comer, además de darles las gracias en nombre del rey, a sus soldados de forma general, más algunas particulares, para finalizar con una cena junto a sus oficiales.