En la primavera del año 357 d. C., los alamanes renovaron sus incursiones, penetrando en la Galia más de lo acostumbrado.
La población de la confederación tribal alamana es estimada, para mediados del siglo IV, en 150 000 personas como mínimo.
[10] Ambos bandos se encontraron en la margen occidental del Rin, donde los alamanes seguían reuniendo fuerzas.
Ante el peso de la artillería (jabalinas, venablos y flechas), la formación bárbara comenzó a descomponerse.
Ebrios de sangre, los romanos rompieron la formación y los persiguieron hasta el Rin, donde Juliano lanzó una carga y ordenó masacrar a los germanos con artillería mientras intentaban atravesar el río a nado.
Él rechazó el título y ordenó a la unidad de caballería, que casi le había costado la victoria, que desfilara al día siguiente con ropa de mujer.