Las tropas cruzadas fueron encabezadas por Balduino II de Jerusalén, mientras que las selyúcidas lo fueron por Toghtekin y Aq-Sunqur il-Bursuqi.
La victoria se inclinó a favor de los cruzados, lo que hizo levantar el asedio al que los musulmanes estaban sometiendo a la ciudad siria de Azaz.
Al año siguiente, los cruzados capitaneados por Roger de Salerno fueron severamente derrotados en la batalla en Ager sanguinis, y el rey Balduino II de Jerusalén fue capturado mientras patrullaba en Edesa, en 1123.
Después de una larga y cruenta batalla, los turcos fueron derrotados y su campamento fue tomado por Balduino, que obtuvo suficiente botín para pagar el rescate por los prisioneros tomados por los musulmanes (incluido el del futuro Joscelino II de Edesa).
Alepo y Mosul fueron unidos por el mucho más poderoso gobernante Zengi en 1128, y el control cruzado sobre el norte de Siria empezó a decaer.