En enero de 1901 el general Benjamín Herrera acompañado de los caudillos panameños Belisario Porras y Victoriano Lorenzo llegaron a la ciudad y exigieron la total rendición del ejército conservador apostado en Aguadulce mediante un acuerdo justo, una petición a la que el ejército conservador se negó.
[2] Más tarde, en el mes de junio, el gobierno conservador envió un poderoso ejército para retomar Aguadulce.
Esta genial maniobra bélica traería como consecuencia el debilitamiento del ejército sitiado ya que más de la mitad de la fuerza conservadora fue vencida por el hambre, la fiebre y la disentería durante los 29 días que duró el sitio.
Como el general Luis Morales Berti dijera: "Aquel Ejército de héroes vino a convertirse en un grupo desfalleciente que inspiraba lástima al mismo adversario".
Con esta victoria los liberales lograron consolidar su posición en el istmo durante aquella época, volviéndolo bastión rebelde.