Templo de una sola nave con atrio antepuesto y girola en que se ubica el presbiterio.
Los arcos transversales que separan las bóvedas son de forma ovalada y medio punto.
Sobre los arcos formeros bajos discurren las tribunas, cuatro a cada lado, que inicialmente eran de nogal tallado y fueron destruidas.
En total, entre templo y residencia, el Catastro atribuye al terreno una superficie algo menor que las medidas efectuadas en la época de la construcción.
La estatua del Sagrado Corazón, junto con el templete que la sostiene y en cuyo interior se hallan las campanas, descansan directamente sobre vanos de gran luz, los ventanales del coro, mientras los grandes pilares laterales no sostienen nada.
Todas las estatuas de la fachada, Sagrado Corazón y seis santos, fueron obra del escultor bilbaíno Serafín Basterra Eguiluz.
La reina de las virtudes, la caridad, se representa como una figura femenina coronada en el centro, y a sus pies cuatro matronas que representan las virtudes cardinales, de izquierda a derecha: prudencia, fortaleza, justicia y templanza.
El segundo arco contiene la inscripción «MANDATA MEA SERVATE» (guarda mis mandamientos, Jn 14,15), en correspondencia con la bóveda precedente y su exigencia de obrar en congruencia con lo que se cree.
Un último arco sirve de apoyo a la bóveda del ábside y enmarca su pintura.
Al lado izquierdo un medallón representa una figura humana con una cinta que pone «ISAIA 26.19» y en la mano un libro abierto en el que se lee «Vivent mortui tui interfecti mei resurgent expergiscimini et laudate qui habitatis in pulvere» (Revivirán tus muertos, mis cadáveres se levantarán; despertad y cantad los que yacéis en el polvo Is 26,19).
Al lado derecho un medallón presenta una figura humana con una cinta que pone «JOEL 3.2» y en la mano un libro abierto en el que se lee «Congregabo omnes gentes et deducam eas in valle Josaphat et disceptabo cum eis ibi super populo meo» (Reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat, y entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo Jl 3,2).
La pintura está llena de detalles significativos en lo referente al Señor y a los santos escogidos para ser representados.
En el estudio realizado para la restauración no se observaron señales de arrepentimientos ni dibujo subyacente, únicamente las marcas rojas y negras que bordean las figuras y sirven como recurso para situar las figuras en primer o segundo término, con mayor o menor importancia.
Inmediatamente bajo la pintura del Juicio Final hay un friso ocupado, en su mayor parte, por decoración vegetal.
El resto son algunos monogramas, cielos estrellados, motivos vegetales y geométricos y, sin haber sido estudiadas ni descritas, algunas pinturas muy dañadas que se hallan ocultas —o protegidas, según se mire— por el zócalo de madera que rodea toda la nave del templo.
En las paredes laterales hay dieciséis medallones, catorce de ellos pintados por los hermanos Immenkamp, en su mayor parte dedicados a santos jesuitas —algunos eran beatos cuando se decoró el templo y fueron canonizados con posterioridad—.
Se hallan inmediatamente debajo de las tribunas laterales corridas, en las enjutas entre estas y los arcos formeros que las sustentan.
Cada una consta de siete pequeñas ventanas dispuestas radialmente en semicírculo y otras cuatro en posición vertical bajo las anteriores.
Los cuatro ventanales inferiores muestras a los padres de la fe en ambos Testamentos, contienen los personajes e inscripciones siguientes: En los siete ventanales dispuestos radialmente siete ángeles despliegan una divisa que dice: «QUI CREDIDERIT ET BAPTIZATUS FUERIT SALVUS ERIT» (El que creyere y fuera bautizado será salvo Mc 16,16).
El orden es, de izquierda a derecha: oración «ORATIO», penitencia «PENITENTIA», esperanza «SPES», fe «FIDES», caridad «CHARITAS», paciencia «PATIENTIA», y obediencia «OBEDENTIA».
Las siete ventanas superiores representan los siete dolores y gozos de San José, en orden cronológico de izquierda a derecha, salvo la segunda y la tercera que parecen haber sufrido una inversión del orden.
En los cuatro ventanales inferiores los personajes aparecen con su nombre en la corona; de izquierda a derecha ponen: En las ventanas dispuestas radialmente se representan siete invocaciones consecutivas de las letanías lauretanas; en cada caso se representa un personaje correspondiente a la invocación con una cinta que pone la palabra «REGINA» y en la corona el coro al que pertenece —podría decirse la clase de personas a la que está adscrito en el Cielo—.
Al pie de esta vidriera se halla la marca del fabricante «S A MAVMEJEAN MADRID».
Del centro emanan rayos de luz y la periferia está ocupada por motivos vegetales.
Delante de esas columnas, dejando amplitud para la subida al ostensorio (ahora desaparecido tras las reformas litúrgicas posteriores al Concilio Vaticano II) está el retablo del altar mayor en piedra del Naranco pulimentada.
En la parte superior del retablo se situaron cinco estatuas del escultor Lorenzo Coullaut Valera en cedro policromado, destruidas en el asalto de 1930, pero en una disposición tal que más que elemento de culto eran elemento decorativo.
En ella se halla un altar, mutilado tras las reformas litúrgicas posteriores al Concilio Vaticano II de forma que no es posible celebrar misa en él, presidido por la talla del Cristo de la Paz del escultor Miguel Blay.
Alrededor, siguiendo las columnas y arco que cierran el espacio de ese cuarto tramo, se halla la inscripción «ADORAMVS TE CHRISTE ET BENEDICIMVS TIBI QVIA PER SANCTAM CRVCEM TVAM REDEMISTI MVNDVM» (Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo), fórmula de uso habitual en el rezo del Viacrucis.
Bajo esa inscripción, a la izquierda, hay un medallón con el cristograma JHC y la leyenda «PRO NOBIS MORTVVS EST» (murió por nosotros).
A la derecha hay otro con el crismón y la leyenda «VINCIT REGNAT TRIVMPHAT» en clara correspondencia con las letras de bronce que hay al pie de la estatua del Sagrado Corazón que corona el templo: «CHRISTUS VINCIT REGNAT IMPERAT».