Catedral basílica de Nuestra Señora del Pilar (Zaragoza)

Según la tradición, se trata del primer templo mariano de la Cristiandad, puesto que en él se conserva y venera el pilar —en realidad, una columna de jaspe— que, según la tradición, fue puesto por la Virgen María quien, viviendo aún en Jerusalén, se habría aparecido en carne mortal al apóstol Santiago el día 2 de enero del año 40.[1]​ La historia documentada del templo se remonta al siglo IX, cuando según la Historia del traslado de San Vicente de Aimoino, se atestigua la existencia (extramuros) de una iglesia mozárabe en Saraqusta dedicada a Santa María, en el mismo lugar en el que actualmente se encuentra la basílica barroca.[5]​ Tiempo después, comenzó en ese mismo lugar la construcción una iglesia románica, cuyas obras no finalizaron hasta el siglo XIII.Sin embargo las torres angulares que realzan el volumen exterior datan en su mayor parte del siglo XX, y no fueron concluidas hasta 1961.Posee en la actualidad once cúpulas techadas con tejas vidriadas de colores verdes, amarillos, azules y blancos.[7]​ En 1944 se convocó una limosna popular para reformar la fachada sur, vertiente a la plaza.[8]​ En el muro más cercano a la puerta del extremo oriental, la que queda más cercana a la Santa Capilla se insertó el tímpano románico, único resto que queda de la iglesia altomedieval.Sobre ellos hay unos sobrios entablamentos que soportan cúpulas sobre pechinas y bóvedas rebajadas.A continuación, en el centro de la nave lateral sur, se abre la sacristía mayor.Este hecho se atribuyó, en el bando sublevado y entre la población zaragozana, a un milagro de la Virgen.En 1752, mientras se comenzaba a edificar la Santa Capilla, Ventura Rodríguez propuso que decorara la cúpula elíptica de este espacio el joven Antonio González Velázquez, que se encontraba en Roma estudiando con Corrado Giaquinto.En ella González Velázquez mostró su perfección académica en el dibujo y su fluido uso del cromatismo rococó.Desde esos años, el cabildo catedralicio había encargado a Francisco Bayeu, por entonces pintor de la Corte, el resto de las cúpulas y bóvedas que rodeaban a la Santa Capilla.Sin embargo, al cabildo no le agradó su técnica suelta y su dibujo poco académico, por lo que, tras pintar con mayor adecuación clasicista las pechinas después de haberle sido rechazados los primeros borradores para estas, dejó el proyecto muy dolido con el cabildo y enemistado con su cuñado Francisco.Constituye un espacio, amplio e íntimo a la vez, integrado en el templo pero con escala particular.La cubierta se perfora en transparentes que dejan pasar la luz y se adorna todo el conjunto con esculturas exentas en las cornisas y grupos escultóricos en relieve según un programa que incluye la necesidad de realzar la camarilla de la Virgen, situada fuera del eje a la derecha del espectador.El estilo de la arquitectura del retablo es gótico final, si bien las escenas figurativas muestran características plenamente renacentistas.Finalmente, en 1515, Forment delega los trabajos del resto de la decoración arquitectónica en maestros contratados para su taller.Es la zona del retablo donde Forment se muestra más avanzado, pues en los marcos de las escenas y sus arquitecturas y ornamentos, aparece decoración propia del renacimiento, como putti, cartelas o balaustres.Las escenas del banco aún conservan restos de la policromía original, aunque en las calles principales prácticamente ha desaparecido.A mediados del siglo XX fue ampliado, para poder interpretar todo el repertorio clásico y romántico, aumentando su registro y ensanchando su caja, cuyas partes nuevas se decoraron imitando el estilo de la labra original.La verja, manierista, fue obra del buidador Juan Tomás Celma llevada a cabo entre 1573 y 1578.Adopta modos del barroco romano borrominesco, con el juego sinuoso de columnas, intercolumnios, cornisas y entablamentos.No es obra de gran mérito, consistente en un retablo neobarroco cuya hornacina cobija la imagen del arzobispo San Braulio.La siguiente capilla, cerca del ángulo noroccidental del templo, donde se encuentra la torre desde la que se pueden contemplar vistas aéreas de Zaragoza, es la que ejerce de parroquia cotidiana para el culto no extraordinario.Siguiendo este recorrido, seguiría el espacio dedicado al Museo Pilarista que será comentado en último lugar.En 1852 se incorporó en su camarín central un San Joaquín con la Virgen Niña de Antonio Palao ante una perspectiva pintada por Mariano Pescador.Notables son el pavimento, taraceado en mármoles, y cuatro puertas labradas con estampas marianas.Su arquitectura es barroca clasicista y se cubre con una cúpula calada, como sucede en la Santa Capilla.En 1657 se sabe que hay varios órganos en la iglesia, quizá cinco de diversos tamaños y posibilidades.
Tímpano de la iglesia románica
Vista del Pilar y el Ebro
Vista nocturna del Pilar reflejada en el Ebro
Fachada del Pilar de Zaragoza
Detalle de la portada central de 1954 en la fachada sur.
Portada central de la fachada sur
Fachada este de la Basílica del Pilar con impactos de las bombas lanzadas por las tropas francesas durante los Sitios
Aspecto de la nave de la Epístola o meridional
Santa Capilla de la Virgen
Retablo de la Asunción . Damián Forment , 1509-1518
Relieve de un respaldo de la sillería del coro
Santo Cristo del Pilar, en la Capilla de San Juan Bautista
Capilla de Santa Ana
Capilla de San José
Capilla de San Antonio de Padua
Retablo de la Capilla del Rosario
Retablo de la Capilla de San Joaquín
Retablo de la Capilla de Santiago
Rejería y órgano del coro