Por otro lado el parque ha sido siempre un espacio al margen de la ciudad, donde se hacían actividades que estaban prohibidas en la ciudad o que la autoridad había expulsado de Barcelona pero toleraba en Montjuic.
[1] En 1714, tras la caída de Barcelona durante la guerra de sucesión, la montaña pasó a estar bajo jurisdicción militar y el nuevo gobierno borbónico amplió el castillo y construyó el polvorín.
[2] El fenómeno del barraquismo en Montjuic está documentado desde 1870, aunque probablemente ya se diera con anterioridad.
En 1914 la zona de la montaña ya contaba con unas 800 barracas, que aumentaron a 2500 en 1922.
Sin embargo, muchos obreros seguían viviendo en viviendas pequeñas, en pasillos, y, a menudo compartiendo piso con otras familias.
La población que vivía en barracas en el distrito de Sants-Montjuïc pasó del 1,7% en 1940 al 10,5% en 1950.
Aquel año se contabilizaron hasta 4000 barracas sólo en Montjuic, repartidas en tres grandes zonas: la vertiente norte, alrededor del Poble-sec (La Vinyeta, Maricel); Can Valero, en el centro de la montaña, y la vertiente sur, en Can Tunis.
Los barrios se fueron configurando a lo largo de los antiguos caminos rurales y con nombres y fisonomía propia: Valero Grande, Pequeño Valero, El Labrador, El Pancho, Tres Pinos, Las Banderas, La Fosa, L'Animeta.
Aunque el diseño urbanístico del barrio era bueno la calidad de los materiales, el aislamiento del nuevo polígono y la falta de acabados -no se asfaltaron las calles ni se plantó arbolado-, hizo empeorar el resultado final, como ocurrió en muchos de los primeros polígonos públicos que se construyeron.
La lucha de los barraquistas que había empezado por conseguir mejoras en Montjuic -como el acceso a agua, electricidad o servicios públicos básicos- continuó una vez realojados, para la mejora del nuevo piso, a menudo de peor calidad que la barraca de donde habían sido expulsados.
Los últimos vecinos fueron desalojados entre 1986 y 1987 durante las obras del nuevo eslabón olímpico.
En enero del año 2020 se inauguró la exposición Vivir en Montjuïc, en el castillo de Montjuic.
Además, algunas familias preferían construirse una choza a vivir en pisos que, a menudo, eran de una calidad muy deficiente: paredes sin rebozar, sin agua ni electricidad y conviviendo con otra familia.