Había sido capturado en el campo de batalla Ernesto Che Guevara, siendo poco después ejecutado.
La caída del precio del mineral y la mala administración de los regímenes militares habían dejado a Bolivia con una inmensa deuda, una situación hiperinflacionaria y un descenso de los ingresos por exportaciones.
En 1966 el régimen militar organizó unas cuestionadas elecciones en las que resultó elegido el propio General Barrientos.
Durante su gobierno el general Alfredo Ovando Candía adoptó medidas importantes, y sorprendentes para los observadores, aboliendo la severa ley de Seguridad del Estado, garantizando diversas libertades para la ciudadanía y la prensa, autorizando a los dirigentes sindicales para reorganizar la Central Obrera Boliviana (COB), nacionalizando todas las concesiones otorgadas a Bolivia Gulf Oil Company en octubre de 1969.
Anuló el código del petróleo en 1955 y estableció relaciones económicas con la Unión Soviética.
Le Monde diplomatique la definió en aquel momento como el «primer soviet de América Latina».
5 años más adelante sería secuestrado y asesinado en Buenos Aires en 1976 en el marco del denominado Plan Cóndor.
Fue derrocado en 1978 y una junta militar liderada por Juan Pereda Asbún se hizo con el poder.
En estos cuatro años gobernaron ocho presidentes (Juan Pereda Asbún, David Padilla, Walter Guevara Arze, Alberto Natusch Busch, Lidia Gueiler, Luis García Meza, Celso Torrelio y Guido Vildoso Calderón).
Allí triunfó el socialista Hernán Siles Zuazo del MNR-I, sin embargo, al no alcanzar Siles el 50% de los votos, la Constitución establecía que el Congreso era el que debía definir la elección del presidente.
Como reacción se produjo un levantamiento popular encabezado por la Central Obrera Boliviana (COB) que generó a su vez una violenta represión generalizada, incluyendo la Masacre de Todos Santos, donde murieron más de 100 personas y se produjeron 30 desaparecidos.
La represión y la corrupción no pudieron evitar las luchas internas entre diferentes facciones militares.
Estas luchas llevaron a que el 4 de agosto de 1981 García Meza renunciara para acceder al poder el General Celso Torrelio Villa, que no demostró intención alguna en volver a un sistema democrático.
La dictadura militar colapsó y el poder le fue entregado a un Congreso Nacional conformado según la composición de 1980, que decidió considerar válidas las elecciones de 1980 y designar en consecuencia a Hernán Siles Suazo como presidente.