Las elecciones de 1979 no dieron un ganador en primera vuelta, y en segunda vuelta en el Congreso la coalición UDP no poseía los votos necesarios para proclamar Presidente a su candidato, que había obtenido la primera mayoría relativa.
Al asumir la presidencia la frágil democracia boliviana se encontraba frente a una muy difícil situación económica y política.
Económicamente, Bolivia estaba quebrada frente a la crisis de la deuda externa, se desencadenó un proceso hiperinflacionario que destruyó el poder adquisitivo de los asalariados y llevando el país a la anarquía.
Tuvo que enfrentar la dura oposición de su ex aliado Lechín desde la COB.
La UDP se desintegró y desapareció junto con la carrera política de Hernan Siles.