Balate

Los balates suelen tener cierto desplome hacia las tierras a contener y pueden alcanzar alturas hasta de cinco metros.

Etimológicamente la palabra balate procede de griego πλατεῖα plateia, calle ancha o plaza, a través del árabe بلاط, balāṭ o al-balāṭ, camino empedrado,[1]​ calzada,[2]​ pavimento de piedra, tierra o ladrillo, de donde se debió extender su uso para denominar al muro hecho con los mismos materiales.

[4]​ Su finalidad es la contención de pequeñas parcelas agrícolas, denominadas paratas, que son bancales pequeños y estrechos, facilitando el método tradicional de riego por gravedad o inundación.

En la comarca de La Alpujarra Alta, los balates constituyen un elemento esencial del paisaje, cumpliendo además una función ecológica, como defensa contra las escorrentías y el deterioro del terreno,[5]​ además de servir de refugio, debido a las oquedades entre las piedras, a una importante fauna menor.

En esta zona, es normal que el muro no arranque directamente desde el ras del bancal inferior, sino que se suele dejar una franja en su base, llamada cejón, que sirve de refuerzo y se aprovechaba criando hierba para los animales domésticos.

Un balate en La Alpujarra
Balates, llamados allí "pared", en la Isla de Santo Antão ( Cabo Verde )