Azulejería en Valladolid

La azulejería en Valladolid (España) como revestimiento cerámico arquitectónico llegó a ser algo frecuente y un arte muy apreciado a partir del siglo xiv cuando la introdujeron los alfareros mudéjares a requerimiento del rey Alfonso XI; este rey conocía sin duda la labor y el arte de estos alarifes en las ciudades de Sevilla y Toledo y por eso les mandó decorar su palacio levantado en Tordesillas en conmemoración de su triunfo en la batalla del Salado (1340).

Evolucionó favorablemente la técnica del alicatado dando paso a otras técnicas más productivas como la cuerda seca, cuenca o arista y la plana pintada, coincidiendo ya con el renacimiento italiano.

Los egipcios conocían y utilizaban este arte que aplicaban sobre grandes superficies.

Para que el resultado fuera satisfactorio era preciso un buen aprendizaje para llegar a ser un especialista.

Una vez recortadas las piezas se unían unas con otras en una especie de puzle siguiendo un diseño ya preparado que podía ser muy simple o muy complicado.

Con este resultado se podían revestir pavimentos, paredes, zócalos y demás superficies.

La técnica del alicatado, es decir de recortar placas, se fue abandonando y en su lugar se empezó a hacer piezas cuadradas o azulejos vidriados con la técnica de cuerda seca.

Esta gran casa tuvo muchas de sus paredes principales decoradas con alicatado.

El inmueble se destruyó en 1863 para dar paso al edificio del teatro Calderón; de aquella demolición solo pudieron salvarse algunos fragmentos del alicatado mencionado que se custodian en el museo de Valladolid.

Esta técnica se conocía en al-Ándalus desde hacía bastante tiempo pero no llegó a Valladolid hasta finales del siglo xv introducida desde la ciudad de Toledo.

[13]​ A comienzos del siglo xvi y también desde Toledo llegó a los alfares de Valladolid, Salamanca y Ávila una nueva técnica que revolucionó la producción de azulejos no solo en los costes sino también en la agilización del trabajo.

[15]​ La última técnica que apareció ya avanzado el siglo xvi fue la de plana pintada cuya decoración estaba muy influida por las ideas estéticas del Renacimiento.

Otras veces se realizaban obras maestras, cuando lo ceramistas tenían nociones de pintura demostrando ser verdaderos artistas en este arte.

[16]​ Los protocolos notariales de los archivos son una fuente muy rica para llegar a conocer las obras que existieron y desaparecieron por distintas causas.

Frontal de altar del siglo XVI
Fragmento con azulejos en la puerta de Ishtar
Alicatado nazarí
La estrella del centro es la forma geométrica llamada sino
Capilla de San Francisco en el convento de Santa Isabel. Zócalo y banco con azulejos del siglo XVI , tipo Talavera, elaborados en los alfares vallisoletanos del barrio de Santa María
Decoración del sepulcro de Leonor Sánchez de Castilla en el monasterio de Sancti Spiritu de Toro (Zamora). Obra de Juan Lorenzo, creador del diseño de la «rosa blanca»
Panel decorativo para el palacio de Fabio Nelli; azulejos de Hernando de Loaysa
Azulejo de censo del Convento de Nuestra Señora de Prado en Valladolid