Pintado con minuciosidad, destaca un rostro redondeado, nariz algo chata y una constitución gruesa, aunque de noble prestancia.
[7] Hay que esperar hasta la década de los años 1780 para encontrar una nueva imagen del artista.
Ha sido muy comentado este último retrato en el que aparece su cara totalmente de frente y orlada con una melena medusea unida por las patillas a la barba, contorneando todo el óvalo del rostro, con una mirada de gran intensidad.
[11] Aquí aparece, con fondo neutro, gris, sentado[12] ante un lienzo, mirando hacia lo que parece ser su modelo y con un atuendo a la última moda del momento,[3] de lo que destaca un gran pañuelo blanco al cuello.
[14] Adopta en ellos la pose de un tertuliano burgués, vestido como sus amigos ilustrados Jovellanos o Saavedra.
[16] Así mismo, otra diferencia entre las dos obras es que en esta el artista parece inclinarse más hacia su derecha para mirar por encima de un caballete.
[18] Se autorretrata enfermo y agonizante, sostenido por detrás por el doctor que le da a beber alguna medicina.
En una cartela en la parte baja del cuadro figura un epígrafe, presumiblemente autógrafo, en el que se lee: La última imagen conocida de la mano del propio artista es un dibujo pequeño, de 84 mm x 69 mm, realizado en 1824 a pluma con tinta parda adquirido por el Museo del Prado en 1944, con su rostro de perfil y tocado con una gorra.