Esta obra ocupaba probablemente la pared izquierda de la planta alta según se accedía a dicha planta, junto con Duelo a garrotazos.Sin embargo, las obras no atrajeron compradores y él mismo las donó, en 1881, al Museo del Prado, donde actualmente se exponen.A las tres figuras femeninas suspendidas en el aire se añade una cuarta de frente y con las manos a la espalda —quizá maniatada— que podría ser un hombre.Si es cierta esta interpretación, las Parcas estarían decidiendo el destino del hombre cuyas manos atadas no pueden oponerse a su hado.Todo ello refuerza el ambiente nocturno e irreal (como corresponde al mundo del mito) de esta obra.