En 1952 se convirtió en miembro permanente del partido[3] destinado al trabajo clandestino en España.
De 1953 a 1962 coordinó la resistencia comunista al régimen franquista, permaneciendo en España en numerosas ocasiones bajo diferentes seudónimos, entre ellos el de Federico Sánchez, que dio título a este libro.
[4] En enero de 1956 se reunieron en Bucarest y en 1959 en Uspenskoye (URSS), con Santiago Carrillo, momento en el que Dolores Ibárruri optó por renunciar al cargo de Secretaria General.
En 1962, las cosas se torcieron y el secretario general, Santiago Carrillo, lo apartó del trabajo clandestino en España.
»[6] Corría el año 1959, Jorge Semprún formaba parte de la delegación del PCE en la URSS; en ese momento se llamaba Federico Sánchez, aunque también usaba otros seudónimos.
Escribió poemas "marxistas", teñidos de referencias hegelianas, desde Rubén Darío,[nota 2] el poeta favorito de su padre, hasta La Pasionaria,[7] su "Canto a Dolores Ibarruri", como él los llamaba.
[10] Jorge Semprún retoma sus reuniones con Santiago Carrillo y los demás dirigentes del PCE de la época.
Sometido a tortura, no hablará y nadie más será molestado.
La memoria también es amistad, la confianza que le dan José Antonio y Colette Hernández, por ejemplo.
Diez años después de su detención, Simón está libre, ha retomado la lucha pero Federico Sánchez ya no existe.
[16] Criticó duramente a los dirigentes del PCE y especialmente a su secretario general Santiago Carrillo,[17] que reescribió la historia, apoyando descaradamente la tesis de la independencia del Partido respecto del PCUS,[18][19] negando la influencia de Stalin en las decisiones estratégicas,[20] cuando había ocurrido lo contrario.
Cuando Iósif Stalin murió, el culto a la personalidad estaba más presente que nunca, Jorge Samprún escribió un largo poema que fue impreso y difundido ampliamente en las filas del Partido:En 1954 fue, junto con Simón Sánchez Montero, el único miembro del Comité Central presente en Madrid.
Fue en 1956 cuando surgió la disensión cuando España fue admitida en las Naciones Unidas: para algunos, esta admisión, votada por la Unión Soviética, tenía un importante significado económico, para otros, agrupados en torno a la Pasionaria, era inaceptable.
Este análisis, validado por la historia, fue rechazado por los dirigentes comunistas dominados por Carrillo.
[nota 7] Durante una gran redada en Madrid llevada a cabo por la policía franquista, Federico Sánchez, que aún no era Jorge Samprún, fue relegado durante un tiempo a un apartamento de la calle Bahamonde.
Así es como las cosas se dieron juntas, "A Monique le gustó el libro... Se lo dio al escritor Claude Roy, (lector de Gallimard) para que lo leyera... a quien también le encanta.
En diciembre de 1962, Jorge Samprún tuvo que abandonar Madrid, donde viajaba escondido desde 1953.
Ya no piensa en su libro, pero en Francia le espera una nueva vida, donde encontrará su libro y seguirá su vocación de escritor... Lo que sucedió después fue a veces cómico, ya que los líderes de Franco persiguieron a Jorge Samprún con su venganza.
Sabemos bien, el día que vino a verte, Solo rosas saladas de su navaja Han caído sobre tu frente lisa como un espejo.
Casi cuarenta años después, aquí todo ha cambiado, ya no reconoce nada, solo quedan algunos recuerdos y el libro anotado por su padre, El capital de Karl Marx, publicado por Gustav Kiepenheuer en 1932.