Las princesas y sus hermanos, que habían estado muy unidos, dejaron prácticamente de verse, excepto cuando se encontraban durante sus paseos diarios.
Ese mismo año murió su hermano menor, Alfredo, y unos meses después también falleció el pequeño Octavio.
En la corte conoció a personajes como la actriz Sarah Siddons y el presidente estadounidense John Adams.
También tenía una relación muy estrecha con su hermana Isabel, ya que Carlota era algo altiva por su posición de princesa real.
Aunque las princesas ya casi habían acabado sus estudios académicos, la reina insistía en que sus hijas no perdieran el tiempo, y se aseguraba de que pasaran horas estudiando música o arte, y aprendiendo distintos tipos de trabajos especializados con diferentes maestros.
Como tenía seis hijas, los gastos de la reina en el guardarropa eran enormes, e intentaba ajustarse al presupuesto que se le daba.
[1] En 1785, Augusta y Carlota alcanzaron la edad en que podían comenzar a considerarse novias potenciales para príncipes extranjeros.