Invasión de Trinidad (1797)

En un consejo de Guerra extraordinario el teniente general Sir Ralph Abercromby o Abercrombie proyecta desembarcar a la mañana siguiente.

Los voluntarios reclutados en Puerto España para reforzar a las tropas regladas desertaron en masa llevándose consigo las armas que se les habían confiado y los cerca de 3000 hombres con que se esperaba poder dar la batalla se vieron reducidos a poco más de 500 y esto gracias a que los enfermos menos graves se reincorporaron a filas de forma voluntaria a la primera indicación de sus oficiales.

Los británicos, a la vista del fuego en los barcos, envían sus chalupas para intentar rescatarlos.

A continuación los infantes de marina desembarcan y avanzan hacia Puerto España, tomando las alturas próximas sin oposición.

En esta operación el ejército británico tuvo siete muertos, y el español un herido.

José María Chacón fue desterrado y murió en el transcurso de su exilio en Portugal cuando se revisaba la causa.

Como gobernador de Trinidad el rey Jorge III designó a Sir Thomas Picton.