Ataliva Herrera

Pasó su infancia en el pueblo de Cruz del Eje, donde cursó sus estudios primarios.

Allí vivenció el paisaje y la cultura lugareña que lo marcaron para siempre.

Fueron sus admiradores Martiniano Leguizamón, Arturo Capdevila, Juana de Ibarbourou, Joaquín V. González y José Ingenieros; también fue admirado en Europa y Estados Unidos por sus dotes literarias.

También colaboró con revistas, como Caras y Caretas, El Hogar, Atlántida, Estudios, de Buenos Aires.

Una dolencia cardíaca lo llevó a la muerte, siendo sepultado en el cementerio San Jerónimo.