Así son ellas

Dalia, Margarita, Rosa, Narda y Violeta han sido amigas en las buenas y en las malas, por ellos cuando jovencitas formaron un club llamado "El Club de las Flores", debido a los nombres de flor que cada una tenía.

Un frío día de otoño, la vida las volverá a reunir por motivos trágicos.

Violeta Carmona (Cecilia Gabriela) es quien desencadenará esta historia e involuntariamente provocará que "El Club de las Flores" vuelva a reunirse.

Violeta está casada con un arquitecto muy connotado, Luis, con quien tres hijos, todos menores de 13 años.

Pero si nos fijamos detenidamente en Violeta, nos daremos cuenta que es una mujer triste, reservada, solitaria.

Violeta está frente al espejo curando las heridas que Luis le acaba de provocar en una golpiza.

A un lado, sobre su tocador, está un álbum fotográfico, que ella contempla con nostalgia y desdicha.

Violeta enciende un cerillo y provoca una fuerte explosión que cobra la vida de ambos.

Dalia, Margarita, Narda y Rosa están ante la tumba de su querida amiga Violeta.

Veamos ahora cómo son las demás flores: Margarita Saavedra (Leticia Perdigón): tuvo un gran amor de juventud.

Hombre divorciado, no feo, pero mayor, mucho mayor que Margarita; esta se deja influenciar por su madre, termina con Ricardo y se casa con Don Ramiro, siendo todavía muy jovencita.

El tiempo transcurre y una mañana, decide que ya está aburrido de Margarita y corre a los brazos de una mujer más joven que Margarita.

Ricardo es ahora un hombre importante, millonario, un médico muy prominente en enfermedades neurológicas, que obviamente ayudará y curará a la hija enferma de Margarita.

Durante los años universitarios se concentró en una sola meta: Obtener su título en la carrera de Derecho con los más grandes honores: Magna beep Laude.

Por su parte, Alejandro no soportó su éxito y tampoco quiso ser la sombra de su mujer.

Un día se sentaron a analizar su matrimonio como gente civilizada y deciden divorciarse.

Dalia decide que jamás volvería a enamorarse; viviría para su carrera, para sus logros, para su intelectualidad.

Pero todas las mañanas despierta sola, en su cama vacía, con una menopausia galopante que no la deja; sin el consuelo de un hijo, porque ya no es tiempo de tenerlo, Dalia vive un romance con Diego y un médico le da un diagnóstico casi milagroso, un hijo que por su edad podría nacer con síndrome de down.

Le explica que ahora necesita su propio espacio, experimentar otras emociones y sensaciones.

Rosa cae en una profunda depresión, sus amigas de antaño son las únicas que tratan de ayudarla, pero Rosa se aferra a esas paredes pues sabe que Armando regresará algún día y ella lo estará esperando, como siempre.

Narda deja escapar su dolor y su frustración sobre Carmina del Mar, su madre, una importante cantante de tangos, quien al no poder atenderla, inscribió a Narda en el internado que significó su desgracia.

Los médicos le dieron una terrible noticia: El cáncer había avanzado irremediablemente.