Artigas en la puerta de la Ciudadela

Por su parte, en América Latina la pintura histórica fue un tema recurrente principalmente por el sistema académico.

La misma tenía como fin el caracterizar un acontecimiento que fuera perpetuado en la memoria de la nación, ya sea, exponiendo personajes heroicos, mártires o personajes que representaban a un sector étnico de una cultura (como fue el caso del indígena).

La pintura histórica latinoamericana se caracterizó, en cuanto a su contenido, por ser una pintura narrativa, es decir, la escena representada cuenta una historia, expresando así un mensaje de la vida con aspectos morales, éticos, intelectuales, entre otros.

Blanes realizó también un boceto de Artigas que se encuentra en el Museo Histórico Nacional.

Blanes poseía una veracidad positivista, es decir, sus obras nada tienen que ver con la verdad, construye una verosimilitud, y dicho objetivo lo logra, porque sus obras se amoldan a la idea de héroe de la época que demandaba la naciente nación.

[3]​ Los dibujos al carbón sin firma de Blanes, pueden ser considerados como estudios preparatorios para su gran obra institucional, y se pueden observar diferencias entre los mismos.

Un segundo dibujo, donde Artigas se representa con la cabeza levemente inclinada hacia la derecha de la obra.

Su nariz y mentón son más equilibrados, mientras sus ojos transmiten la energía de la idea en acción.

Los dibujos anteriormente mencionados pertenecen al acervo del Museo Histórico Nacional.

Esta es una imagen del “deber ser” Artigas, más que del ser real, como escribía Juan Zorrilla de San Martín, que admiraba este retrato y remarca el exhaustivo trabajo investigativo de Blanes.

Retrato de Artigas en su vejez, realizado por el francés Demersay