Correspondió entonces al náhuatl ser la primera lengua del nuevo mundo en tener un arte o gramática.
Su relevancia se debe a múltiples factores que contribuyeron a su amplia extensión geográfica y temporal, logrando su máxima expansión prehispánica con las conquistas realizadas por la Triple Alianza, así como su estatus político, puesto que el náhuatl se convirtió en una lengua franca entre los comerciantes y las élites de Mesoamérica.
[2] Los españoles que comprendieron la importancia y profundo valor de esta lengua autóctona, en vez de suprimirla, permitieron su difusión durante la etapa colonial manteniendo su vigencia durante los tres siglos novohispanos, en los cuales se escribieron en náhuatl innumerables documentos jurídicos, legales, literarios, históricos, religiosos, entre muchos otros.
[3] Si bien la lengua náuhatl poseía una escritura que se servía de un sistema glífico,[4] muchos indígenas aprendieron a utilizar el alfabeto latino que habían adaptado los frailes para representar los fonemas del náhuatl.
Estas copias presentan semejanzas de consideración entre sí; no obstante, existen unas pocas diferencias, así como glosas en algunas.