Aunque se percibe cierta influencia de la arquitectura barroca italiana, esta fue reinterpretada dando prioridad a la sobriedad, la armonía y la claridad, siendo más fiel al clasicismo renacentista.
[3] Ese barroco francés influirá profundamente en la arquitectura civil del siglo XVIII en toda Europa.
Pero el principal programa del siglo será el palacio de Versalles (1669-1685), nuevamente un encargo para Le Vau continuado por Jules Hardouin-Mansart.
El palacio del Luxemburgo estableció un nuevo modelo para las residencias reales, con pabellones en las esquinas, alas laterales y con una gran entrada central coronada por una cúpula.
Los muros presentan órdenes colosales de columnas con frontones triangulares, lo que indica la inspiración clásica detrás del movimiento francés.
Una característica tradicional francesa eran las cubiertas abuhardilladas de altas pendientes y la compleja línea del tejado.
La edificación es estrictamente simétrica, con un orden arquitectónico aplicado a cada planta, principalmente en forma de pilastras.
El frontispicio, coronado con un techo sobreelevado, está impregnado de notable plasticidad y el conjunto se lee como un todo tridimensional.
Su fachada presentaba columnas monumentales estilizadas, alas combinadas con techos en mansarda y una cúpula prominente, de estilo barroco.
En una escala mucho mayor, el palacio fue una versión hipertrofiada y algo repetitiva de Vaux-le-Vicomte.
Quería un diseño que fuera claramente francés, en lugar de una copia del estilo italiano.
En 1634, Luis XIII hizo que nuevamente su principal arquitecto e ingeniero, Le Roy, lo convirtiera en un château.
Su transformación barroca va a seguir un proceso escalonado que empieza en 1661, cuando Luis XIV decidió ampliarlo sin destruir el original.
Hasta 1668, Versalles solamente era aún una mansión de campo a la que Luis XIV se retiraba frecuentemente en compañías femeninas y con sus más allegados.
Ese año Le Vau abordó una segunda ampliación en la que el palacio fue literalmente envuelto por un edificio de influencia barroca italiana, orientado hacia los jardines.
Inicialmente ese «envoltorio» que rodearía el palacio primitivo se encontraba en su punto central unido por una gran terraza.
Cuando Le Vau falleció en 1670, el proyecto fue encomendado al nuevo arquitecto real Jules Hardouin-Mansart, el sobrino de Francois Mansart.
La fachada, como el nuevo ala del Louvre, presentaba columnas de orden colosal, mientras que la cubierta era plana con una terraza, decorada con balaustradas, pilastras, balcones, estatuas y trofeos.
La tercera y última gran ampliación se alargó hasta el año 1692 y fue llevada a cabo por Hardouin-Mansart, quien quintuplicará la superficie de la residencia, añadiendo dos gigantescas alas laterales al núcleo central que se desarrolla alrededor del patio de mármol.
Todo ello simétricamente articulado en torno al palacio que a su vez tiene como eje central la cámara del rey.
Esa simplicidad y pureza de forma inspiró edificios palaciegos similares en toda Europa, desde Prusia hasta Rusia.
[18] Los interiores de las nuevas iglesias parroquiales, como San Sulpicio, Saint-Louis-en-l'Île y Saint-Roch siguieron en gran medida la tradicional planta gótica de Notre-Dame, aunque agregaron fachadas y otros elementos decorativos del barroco italiano.
Saint-Roch (1653-1690), diseñada por Jacques Lemercier, tenía una planta gótica pero una colorida decoración de estilo italiano.
La primera iglesia parisina en tener una cúpula fue la capilla cuya fachada ahora se encuentra en el patio de la École nationale supérieure des Beaux-Arts, en la rue Bonaparte en París.
El cubo del edificio está coronado por un tambor de dos plantas con una columnata cilíndrica en la primera, lo que le da a la cúpula una altura excepcional.
"[23] Los primeros hôtels particuliers en París estuvieron influidos en parte por la arquitectura italiana y por el modelo del Palacio de Luxemburgo, a una escala menor.
Al principio, una estatua de Luis XIII a caballo se colocó en el centro.
Fue construida por un empresario emprendedor y noble de la corte, Jean-Baptiste Prédot, conjuntamente con el arquitecto Jules Hardouin-Mansart.
Todos estos proyectos presentaban fachadas monumentales en el estilo Luis XIV, dando una armonía particular a las plazas.
Luis XV construyó otras plazas monumentales siguiendo el mismo modelo arquitectónico en los centros de Rennes y Burdeos.