Según la región se le conoce con nombres tales como huech, armado, mulita, mataco, cachicamo, dugu-dugu, gurre, jerre-jerre, pirca, toche, ayotochtli o cusuco en El Salvador, Nicaragua y Honduras.
En América del Sur son más conocidos como tatú o también como quirquincho, y fueron los españoles quienes les dieron el nombre de armadillo a causa de su armadura o coraza.
Normalmente se cierra para dormir o defenderse ante un peligro, pero no es común encontrarle cerrado.
Las patas poseen garras semejantes a uñas que les permiten excavar la tierra para crear sus madrigueras.
Normalmente se cierran para dormir, o defenderse ante un peligro, aunque no es costumbre poder encontrar un armadillo cerrado.
Aunque parece más común en áreas húmedas, nunca se lo ve bajo la tierra ya que no puede respirar bajo la misma, donde cavan con sus patas muy bien dotadas de uñas largas y fuertes.
Su alimentación se basa en raíces tuberosas, lombrices, caracoles, pequeños anfibios e insectos, aunque prefieren las termitas y hormigas.
Las crías son mantenidas en su madriguera hasta que llegan a la edad necesaria para valerse por sí solas.
Durante ese tiempo, los pequeños son amamantados por su madre antes de enseñarle a capturar insectos.
Estos armadillos son exhibidos en parques zoológicos de todo el mundo debido a su peculiar aspecto.
En las naciones andinas, especialmente Perú, Bolivia y Argentina, el caparazón es utilizado para construir el charango.
Del mismo se elaboran jarabes caseros para la tos, bronquitis, asma, reuma, golpes, llagas, etc.
Los armadillos son muy apreciados por los europeos y asiáticos, debido a que este grupo de animales se distribuyen exclusivamente en el continente americano, sobre todo en América del Sur.
Estos animales son exhibidos en Parques Zoológicos de todo el mundo debido a su peculiar aspecto.
Relativamente común en la Región Occidental con algunas extinciones locales especialmente en las áreas más secas, hubo incremento poblacional en Presidente Hayes.