Armada Invencible

La Grande y Felicísima Armada o Gran Armada de 1588 (comúnmente conocida como Armada Invencible) fue una expedición militar marítima que, tras el triunfo en la batalla de Lepanto y la consolidación del poder español en Europa, fue planificada por el monarca español Felipe II para destronar a su contraparte Isabel I e invadir Inglaterra.Se armó una gran flota en puertos españoles que recibió el nombre de Grande y Felicísima Armada.[14]​[15]​ En 1589 Inglaterra llevó a cabo una expedición militar para destruir los barcos españoles que estaban siendo reparados en La Coruña, Santander y San Sebastián, así como para iniciar una insurrección antiespañola en Lisboa.María I, a instancias de su consorte, Felipe II, comenzó a construir una armada inglesa moderna, bautizando al primer barco como Felipe y María en conmemoración de su casamiento.Isabel comenzó a reinstaurar la reforma anglicana en Inglaterra y Felipe II intentó detener el proceso y asegurarse la alianza con Inglaterra, proponiéndole matrimonio a la que fuera su cuñada, proposición que fue rechazada.Isabel decidió iniciar un contraplan para dar dinero y tropas a los rebeldes protestantes de los Países Bajos.Esa zona era propicia, ya que no había fortificaciones entre la costa de Kent y Londres.Todos los buques antiguos —como el Felipe y Maria que fue construido durante el anterior reinado de Felipe II como rey consorte de María I y rebautizado como el Nonpareil— se reacondicionaron para mejorar su velocidad, y todos los nuevos buques se diseñaban para ser más rápidos, presentando una proa más baja, castillos de popa, líneas más pulidas y cubiertas de cañones más largas.En cartas enviadas al rey se puede leer en concreto: Así, lo fácil de comprender en este caso eran sus preocupaciones en relación con la premura que exigía el rey y el mal estado de aquella armada.Recomendaba en su correo que se dispusiera a preparar las tropas terrestres para la invasión de Inglaterra.Con la brisa en contra y la subida de la marea, la flota inglesa se encontraba atrapada en el puerto.Esto pudo interpretarse como que siempre actuó eligiendo la mejor y más coherente de las opciones para la flota.En el primero parece ser que explotó la santabárbara del buque, el pánico y desconcierto del personal a bordo hicieron que este se entregara y quedara a merced de Drake.El otro galeón, el Nuestra Señora del Rosario, en una maniobra de abordaje sobre un navío inglés, chocó con otro barco español, quedando inutilizado su palo mayor y, por lo tanto, sin posibilidad de hacer frente a ningún ataque.Aun así, parece evidente que dos galeones de los 137 navíos españoles no eran, en aquel momento, una gran pérdida cuantitativa.Dado que la flota inglesa se mantenía a barlovento, el duque de Medina Sidonia interpone zabras y pinazas que actuarían contra la llegada de posibles brulotes o algún otro ataque nocturno en naves menores.Tal y como estaba previsto Hawkins atacó durante la noche lanzando ocho brulotes, dos de los cuales fueron contenidos por la defensa.La armada española, aunque estaba preparada para una campaña más larga fuera de sus bases, tiene que racionar la munición.Ante los mudos cañones de algunos barcos españoles, los ingleses pueden atacar desde tan cerca que incluso se intercambian insultos.Por ejemplo el galeón San Martín, buque insignia de Medina Sidonia, llega a encajar hasta 107 impactos directos.La flota española en el mar del Norte, por causa de los vientos, tuvo que rodear las islas británicas por Escocia y descender luego bordeando Irlanda para dirigirse a los puertos españoles, con los subsiguientes desastres y hundimientos en las abruptas y tormentosas costas británicas, que causaron un gran número de bajas entre los españoles.Al haber mezcolanza de cañones cada uno tiene calibres distintos, por lo que los españoles tuvieron problemas para distribuir la munición adecuada en los barcos correspondientes.El historiador británico Fuller se refiere a ello del siguiente modo:[cita requerida] En realidad, las tropas españolas atacaron y saquearon localidades inglesas en diversas ocasiones, tanto antes como después del episodio de la Gran Armada, si bien estos hechos suelen ser omitidos[cita requerida] en la historiografía inglesa.Años después, y durante el mismo conflicto, el corsario español Pero Niño volvió a atacar en 1405 la península de Cornualles, asolando la isla de Pórtland y saqueando Poole.Tras avanzar hacia las costas inglesas sin encontrar oposición, un fuerte temporal dispersó la flota, si bien en esta ocasión no se produjeron los catastróficos resultados de 1588.Tras dos días de espera, en los que las milicias inglesas no se atrevieron a hostigarlos, recibieron la orden de embarcar, pues la flota se había dispersado irremediablemente, y regresaron a España.
Alejandro Farnesio, duque de Parma
Almirante Álvaro de Bazán
Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia
La batalla entre la Armada española y la flota inglesa
Derrota de la armada invencible , pintura de Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796)