Desde ese momento los descendientes de Farnaces estuvieron siempre muy próximos al rey persa.
Su padre jugó un rol muy importante en la guerra de Corinto y al recibir un nuevo destino, Ariobarzanes le sucedió como sátrapa de la Frigia helespóntica en el año 387 a. C. El nuevo sátrapa tenía buenas relaciones con Atenas y Esparta.
El rey espartano Agesilao II llegó al Asia Menor con una fuerza mercenaria de apoyo a los rebeldes.
Ariobarzanes recibió incluso apoyo lejano del faraón de Egipto, Teos.
Como agradecimiento por su apoyo, Ariobarzanes entregó a Atenas la ciudad de Sestos en el Quersoneso a la entrada del Helesponto, ciudad que con anterioridad había sido ateniense.