Los fieles del rito bizantino-ucraniano son más numerosos en las regiones fronterizas con Ucrania, y Przemyśl, la sede principal de la archieparquía, se encuentra justo en la frontera.Tras la reducción, el territorio se corresponde con el de las diócesis latinas de: Łódź, Łowicz, Varsovia, Varsovia-Praga, Siedlce, Lublin, Sandomierz, Radom, Kielce, Zamość-Lubaczów, Przemyśl, Tarnów, Cracovia, Bielsko-Żywiec y Rzeszów.[1] La archieparquía tiene como sufragáneas a las eparquías de: Breslavia-Koszalin y Olsztyn-Gdańsk.La sucesión ortodoxa se interrumpió en 1691 cuando el eparca Innocenty Winnicki abrazó la unión con la Santa Sede y se convirtió en un eparca greco-católico.Durante la Segunda Guerra Mundial comenzó un período de terror para la Iglesia greco-católica en Polonia.Durante la ocupación soviética de 1939, muchos sacerdotes greco-católicos fueron arrestados y deportados, la educación religiosa fue prohibida en las escuelas, las editoriales católicas fueron cerradas o censuradas.Incluso después de la guerra, muchas parroquias fueron cerradas y la Iglesia greco-católica declarada fuera de la ley y agregada por la fuerza a la Iglesia ortodoxa.El primado de Polonia, August Hlond, pidió a la Santa Sede instrucciones sobre la situación de los católicos bizantinos y obtuvo del papa Pío XII para él y para el arzobispo de Cracovia poderes especiales para asegurar la asistencia espiritual a los fieles greco-católicos.