La arquidiócesis tiene como sufragáneas a las diócesis de Cesena-Sarsina, Forlì-Bertinoro, Rímini y San Marino-Montefeltro.Una datación tan baja puede explicarse si tenemos en cuenta que en Classe, el antiguo puerto de Ravena, estaba estacionada una flota del ejército romano, que tenía la tarea de vigilar la parte oriental del mar Mediterráneo.La diócesis estuvo basada en Classe desde su fundación hasta que Ravena fue elegida capital del Imperio romano (402).También se remonta al siglo VI la construcción del Tricolle (o Tricolo), un edificio grandioso que ya no existe, dotado de tres torres y destinado a albergar al clero de Ravena.En 569/570 el papa Benedicto I rompió por primera vez la antigua costumbre según la cual el clero de Ravena elegía al arzobispo dentro de sí mismo, imponiendo a un prelado romano, Giovanni.[6] En otras ocasiones la Sede Apostólica intervino para limitar la autonomía de Ravena: el papa Simplicio amenazó a Giovanni III [vivieron en dos períodos diferentes] con privarlo del derecho a consagrar a sus obispos sufragáneos; Gregorio Magno (590-604) pidió una reducción de la pompa del arzobispo Giovanni V [vivieron en dos períodos diferentes] y de su clero.Con el establecimiento del Exarcado de Italia (hacia 584), Ravena pasó a ser la capital.[11] En 666 el emperador bizantino Constante II concedió la autocefalía a la Iglesia de Ravena.A pesar de esto, Ravena y Constantinopla continuaron teniendo estrechas relaciones e influyéndose mutuamente.A principios del siglo VIII, el arzobispo Félix (709-725) se vio envuelto en una conspiración contra Justiniano II quien, habiendo regresado al trono, lo hizo cegar y deportar al Ponto.Su sucesor, el papa Paulo I, creía que Sergio le sería útil en las negociaciones con los lombardos.[15] En los años siguientes, las relaciones entre el pontífice y la sede de Ravena volvieron a ser tensas.El arzobispo Leone, que se consideraba sucesor del exarca bizantino, no quiso someterse al pontífice ni reconoció los derechos de la Santa Sede sobre la cercana Pentápolis (774-775).Por su parte, Carlomagno nunca mostró la intención de implementar plenamente la Promissio Romana.En 775 obtuvo una reunión con Carlomagno, ante quien argumentó la legitimidad de sus reclamaciones sobre estas ciudades.En enero de 880 las partes se reunieron para discutir cómo dividir sus respectivas prerrogativas.[20] En efecto, 892, Lamberto II de Spoleto quiso ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Ravena: el papa Formoso tuvo que ir a la ciudad bizantina.Ese mismo año, Otón III, basándose en el Privilegium imperial, lo eligió como nuevo papa.Luego abandonó Ravena y ascendió al trono papal con el nombre de Silvestre II.Leone se instaló en Ravena (abril de 999), a quien el soberano confirmó la jurisdicción sobre las sedes episcopales sufragáneas y los condados que ya poseía.A principios del siglo XI el arzobispo Arnoldo (sajón) obtuvo poder temporal sobre Ravena, Cervia, Faenza e Imola.La rivalidad entre Ravena y la sede apostólica se reavivó durante la Querella de las investiduras: el arzobispo Enrique apoyó al antipapa Honorio II (1061-1072) que se opuso al papa Gregorio VII, lo que provocó el interdicto papal sobre la ciudad.[23] El 22 de octubre de 1106 el papa Pascual II, presidiendo un concilio en Guastalla, quitó a Ravena la jurisdicción eclesiástica sobre todas las diócesis emilianas: Bolonia, Módena, Reggio, Parma y Plasencia.En 1278, con el paso definitivo de la Romaña bajo soberanía papal, se creó la Provincia Romandiolæ et Exarchatus Ravennæ.[27] En 1604 el papa Clemente VIII devolvió Cervia e Imola a Ravena, añadiendo también la sede de Rímini.En 1818, en Asís, ciudad de san Francisco, se encontraron los huesos del santo envueltos en lienzos.Son pocos los obispos de Cervia que dejaron huellas en la historia del primer milenio cristiano.Sólo a partir de Leone (finales del siglo X) la cronología se vuelve más regular y continua.[34] En 1244 el papa Inocencio IV, mediante la bula In apostolicae sedis specula,[35] confirmó a la sede de Cervia las posesiones de todas las parroquias e iglesias que le pertenecían, enumerándolas una por una.Cuenta la tradición que se abre con san Apolinar, evangelizador y patrono de Emilia-Romaña; fue martirizado en Classe en el siglo III.
Basílica de San Apolinar, en Classe
Basílica de San Vital, en Ravena
Basílica de Santa María en Porto, en Ravena
Basílica de San Apolinar el Nuevo, en Ravena
Palacio episcopal en Massa Fiscaglia (hoy parte de la arquidiócesis de Ferrara-Comacchio)