Tradujo al gallego textos de autores clásicos (Horacio, Teócrito, Tibulo), y también, además de a la enseñanza, dedicó su vida a la creación poética.
Su poesía se inscribe dentro de la corriente iniciada por Noriega Varela que dio en llamarse humanismo paisajista o neovirgilianismo, que comparte con autores como Díaz Castro o Crecente Vega.
Los temas recurrentes en su poesía son el dolor existencial y el paisaje.
Antes de la guerra civil publicó «Señardá» (1930), un poemario formado por sonetos en el que el tema principal es el dolor; y «Corazón ao vento» (1933), que presenta una mayor apertura hacia el vanguardismo.
Con «Lanza de Soledá» (1961) vuelve al soneto y la temática se centra en la angustia humana en medio de una "Noche" simbólica en la que la contraposición luz/sombra tiene gran importancia.