Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas dos mil hectáreas) durante todo el año.
Estos nidos están situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos.
Es común el que se desarrollen hasta tres aguiluchos, aunque esta tendencia ha disminuido en los últimos años debido al uso de pesticidas, que aumentan el número de huevos infértiles.
[cita requerida] Si el año es malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y es el único que sobrevive; no obstante, se puede decir que el águila imperial ibérica no practica el cainismo.
Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado.
[cita requerida] La regresión en el rango de distribución es débil durante, aproximadamente, el periodo 1850-1890.
A partir de esta fecha se intensifica hasta el final de la primera década del siglo XX resultando ya escasa en varias regiones, y durante el porvenir del mismo el proceso resulta muy acelerado.
Como se ha mencionado anteriormente, para principios del siglo XX la especie ya era escasa.
Durante el periodo 1850-1890 se cita en lugares en los que en la primera década del siguiente siglo era rara: el Levante español, la sierra de la Estrella y la región del Alentejo en Portugal, el Sistema Penibético, la península Tingitana.
Así, en 1950 quedan solamente las poblaciones principales del cuadrante suroccidental de España, con zonas adyacentes, es decir, sin fragmentar: Doñana, Sierra Morena occidental (pequeña), valle del Tajo a su paso por la frontera entre España y Portugal y por Torrejón el Rubio, en Extremadura (pequeña), Montes de Toledo y valle del Tiétar a su paso por la frontera de Madrid, junto a Ávila.
En este recuento se consideró la distribución por cuatro núcleos: sierra de Guadarrama, Monte del Pardo, valle del Tajo y Doñana, pero un segundo censo en 1974, más preciso, corrigió esta distribución con la observada en el párrafo anterior pero, evidentemente (pues pasaron veinticinco años) con los núcleos mucho más reducidos, y además fragmentados, restando solo algunas subpoblaciones muy pequeñas junto a los mismos, como la de sierra de Béjar.
Con lo cual, las poblaciones existentes crecieron y se formaron nuevos núcleos pequeños, como el de Sierra Morena oriental.
En 2005, el CSIC puso en marcha un plan para intentar aumentar el número de hembras y resolver este problema.