Aunque su profesión es fontanero se incorpora a trabajar con su hermano y termina colaborando con él en las tareas de conservación del entorno del dolmen de Menga.
Las crónicas de la época refieren la expectación creada ante tal descubrimiento entre la población y la comunidad científica, que acude masivamente a presenciar el final de los trabajos.
En agosto de 1904[3] descubrirán en la vega de Antequera la “cueva del Cerrillo Blanco”, a la que el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco[4] dará el nombre de cueva del Romeral -actualmente tholos de El Romeral- por encontrarse en la finca del mismo nombre propiedad del ministro Francisco Romero Robledo.
Los hermanos Viera no recibieron en la época ningún reconocimiento o recompensa por el descubrimiento, si bien la propia Real Academia de Bellas Artes de San Fernando medió por ellos ante el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
En el año 2016 han sido nombrados a título póstumo Hijos Adoptivos de Antequera.