En el año 1893 es contratado como jardinero por el Ayuntamiento de Antequera y posteriormente se le encomienda la conservación del dolmen de Menga, que había sido declarado Monumento Nacional en 1886.
Las crónicas de la época refieren la expectación creada ante tal descubrimiento entre la población y la comunidad científica, que acude masivamente a presenciar el final de los trabajos.
En agosto de 1904[3] descubrirán en la vega de Antequera la “cueva del Cerrillo Blanco”, a la que el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco[4] dará el nombre de cueva del Romeral -actualmente tholos de El Romeral- por encontrarse en la finca del mismo nombre propiedad del ministro Francisco Romero Robledo.
Los hermanos Viera no recibieron en la época ningún reconocimiento o recompensa por el descubrimiento, si bien la propia Real Academia de Bellas Artes de San Fernando medió por ellos ante el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
En el año 2016 han sido nombrados a título póstumo Hijos Adoptivos de Antequera.