La institución cultural responsable de su tutela es el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera.
Fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 2016,[3] detallando los siguientes cuatro bienes individuales (con el área protegida delimitada): Para que un bien sea declarado Patrimonio de la Humanidad tiene que demostrar que posee un Valor Universal Excepcional, es decir, que posee una importancia extraordinaria que trasciende las fronteras nacionales y es de interés para las generaciones presentes y venideras de toda la humanidad.
UNESCO exige la justificación de al menos uno de los seis criterios marcados para el patrimonio cultural por la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (1972) para demostrar el Valor Universal Excepcional del bien.
La propuesta del Sitio de los dólmenes de Antequera se basa en uno de ellos (i), e ICOMOS en su informe definitivo incorpora dos más (iii, iv).
Por último, la autenticidad de los megalitos está contrastada cuando numerosos investigadores coinciden en la adscripción al Neolítico de Menga (arquitectura adintelada) y al Calcolitico de El Romeral (arquitectura abovedada por aproximación de hiladas); y la integridad también queda demostrada al mantener todos sus elementos constitutivos en unas buenas condiciones de conservación.