Antonio Enríquez de Porres
Antonio Enríquez de Porres[1] (?En 1632 fue elegido obispo de Zamora, aunque no tomó posesión del cargo, y dos años después se le confirió la diócesis de Málaga, en cuya dignidad sirvió como embajador en Roma ante Urbano VIII en 1635; el episodio más sobresaliente de su obispado fue la epidemia de peste de 1637, donde entre abril y septiembre hubo más de 17.000 muertos en la ciudad.[5] Desempeñó el virreinato de Aragón en dos ocasiones: la primera durante un breve periodo en 1641 tras la destitución y prisión de Francisco María Carrafa en los inicios de la sublevación de Cataluña; la segunda desde 1645 hasta 1648.Su gobierno en Aragón estuvo marcado por el conflicto entre la corte de Madrid y los alzados catalanes, que contaban con el apoyo de Francia.Muerto en 1648 en el desempeño de sus funciones como obispo y virrey, su cuerpo depositado en el convento de San Francisco de Zaragoza, y posteriormente trasladado a la catedral de Málaga.