La antinovela es un tipo de novela vanguardista que se aparta de los elementos considerados tradicionales del género, como el argumento, el diálogo y la singularización de personajes,[1] y que en vez de ellos establece sus propias convenciones.
[2] Aunque el término fue introducido en el discurso literario contemporáneo por Jean-Paul Sartre, en su prólogo a Retrato de un desconocido (1948), de Nathalie Sarraute,[3] sus antecedentes se remontan al libro de Charles Sorel Le Berger extravagant (El pastor extravagante, de 1633), subtitulado "Antinovela".
[2][4] ,[5] que describe la naturaleza paródica de la prosa de ficción; a Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy (1759), de Laurence Sterne; y a Jacques el fatalista (1778), de Denis Diderot.
Para Sartre, la antinovela no expone la debilidad del género novelesco, sino que da testimonio de su afán por reflexionar sobre sí mismo.
[6] Entre algunos de los escritores cuyas obras pueden incluirse en esta clasificación, se encuentran Claude Simon, Nathalie Sarraute, Uwe Johnson, Pablo Palacio, Alain Robbe-Grillet, Julio Cortázar (aunque, en opinión de él mismo, su libro Rayuela no es una antinovela sino, más bien, una "contranovela") y Rayner Heppenstall.