Los anillos de Raschig (llamados así en honor a su inventor, el químico alemán Friedrich August Raschig) son piezas de geometría tubular cuyo diámetro es aproximadamente igual a su longitud y que se emplean como relleno para columnas en procesos de destilación y en otros procesos químicos ingenieriles.
Generalmente se fabrican con material cerámico o metálico y poseen una elevada superficie específica, lo que facilita la interacción entre una fase líquida estacionaria y una fase móvil gaseosa.
[1] Los anillos de Raschig conforman lo que se conoce como relleno aleatorio, y el propio Friedrich Raschig logró llevar a cabo con ellos destilaciones mucho más eficientes que las que se conseguían empleando columnas de platos para destilación fraccionada.
Por otro lado, el vapor producido por la calefacción del dispositivo asciende por la columna.
Los componentes menos volátiles se desplazan con el líquido condensado y los más volátiles se desplazan con el vapor generado (es decir, siguen sentidos opuestos).
Los anillos de Raschig se pueden emplear en dispositivos donde se requiera la interacción entre un gas y un líquido, ya sea con el fin de conseguir una absorción del gas, la separación de componentes presentes en la fase líquida o una reacción química.
También se emplean en biorreactores como soporte de biopelículas.
Su misión en estos casos es actuar como absorbentes de neutrones, disminuyendo el riesgo de accidentes potencialmente críticos.