Su primeros años son tan desconocidos que al menos tres personas diferentes están documentadas con aquel nombre.
Su primer trabajo, en 1675, puede haber sido los epitafios de los Duques Sambor y Mestwin en el domo del monasterio Pelplin.
Sus decoraciones esculpidas son una obra maestra de expresión barroca y patetismo.
Si bien los relieves más visibles en el exterior tuvieron que alabar la lucha, las estatuas de guerreros moribundos en el interior denunciaron la guerra y dieron una indicación de sus creencias religiosas pacifistas (se dice que fue Menonita).
De este modo que el devenga en una figura importante del Barroco petrino.