Fue catedrático de Teología en el convento de Huesca, y posteriormente fue destinado al virreinato del Perú, donde también ejerció como profesor en el Estudio General de San Ildefonso y en la Universidad de San Marcos, donde coincidió con los cronistas Antonio de la Calancha y Bernardo Torres.
[1] En 1652 el prior general de los agustinos, Filippo Visconti, le mandó llamar a Roma y en 1654 le designó para presidir el capítulo provincial de la orden en el Reino de Aragón celebrado en Épila.
[2][3] En 1661 regresó a España y fue nombrado predicador de la corte del rey Felipe IV, aunque desempeñó el cargo poco tiempo, pues el año siguiente fue nombrado obispo de Alguer, en Cerdeña; recibió la consagración episcopal en el convento de Zaragoza de manos del obispo de Jaca Bartolomé Foncalda.
Ocho años después fue trasladado a la diócesis de Jaca y dos años más tarde a la de Teruel; como obispo turolense participó como diputado en las Cortes del Reino de Aragón celebradas en 1677-78.
[4] Fallecido en Bueña en 1682 a los setenta años de edad cuando hacía la visita pastoral, su cuerpo fue trasladado a Teruel y sepultado en un nicho del presbiterio de la catedral de Santa María.