El sátrapa persa Farnabazo, intranquilo por la presencia de un ejércitio griego no controlado en su territorio, hizo tratos con los espartanos de Bizancio para que acogieran a los mercernarios situados al otro lado del Bósforo.
Anaxibio se refugió en la acrópolis, pidiendo refuerzos a las guarniciones espartanas de los alrededores.
Farnabazo, viendo que su amistad con Anaxibio ya no iba a ser valiosa, le despidió sin recompensarle.
Anaxibio fue, pues, enviado a Abido con tres naves, que reforzó con otras tres que encontró en el puerto, además de con una pequeña escolta militar y dinero suficiente para contratar un millar de mercenarios.
Enterado Ifícrates que Anaxibio se había dirigido a la vecina ciudad de Antandro[9] para dejar una guarnición que garantizase su lealtad a Esparta decidió tenderle una emboscada aprovechando lo accidentado del terreno.
Anaxibio, creyendo ir por territorio amigo, y creyendo que Ifícrates se encontraba lejos, en una expedición recaudatoria, no tomó las habituales precauciones en un desplazamiento militar y se vio sorprendido por las fuerzas de Ifícrates.
[11] Dicho esto, requirió su escudo y esperó el ataque junto con su joven enamorado, que no quiso abandonarlo.
Grote, George, A History of Greece, Londres, 1846–1856, disponible en inglés en el Proyecto Gutenberg.