Ana Caro de Mallén
No obstante, al haber residido y publicado en Sevilla, se ha discutido si esta no era, en realidad, su ciudad natal, además de haber sido señalado así por los contemporáneos de la escritora.Se tiene constancia de su actividad poética desde 1628, cuando participó con una Relación en las fiestas ofrecidas por Sevilla a los mártires del Japón.Asistió a la academia literaria del conde de la Torre y escribió sobre todo poemas extensos sobre eventos, celebraciones y fiestas públicas, como por ejemplo Romance por la victoria de Tetuán (1633).Ya en Madrid, en 1637, escribió el poema laudatorio Contexto de las reales fiestas madrileñas del Buen Retiro.Entabló amistad con la famosa novelista María de Zayas, con la que pudo convivir durante un tiempo en Madrid.A juzgar por estos, además de su capacidad creadora, debió moverse con habilidad por los círculos de la nobleza sevillana cercana al Conde-Duque de Olivares pues fueron, sin duda, sus excelentes contactos los que le permitieron ganarse la vida con la escritura —especialmente por estos encargos oficiales— demostrando cómo el mecenazgo compartía espacio con el pujante mercado editorial.En cuanto a su obra escrita, al morir por esta enfermedad, es probable que se quemara junto a sus pertenencias y es por ello por lo que no pudo, por desgracia, conservarse hasta nuestros días.[1] Su obra poética conocida son 4 relaciones impresas (1628, 1633, 1635, 1637, las tres primeras en Sevilla y la última en Madrid): Las relaciones son encargos hechos por el poder que necesitaba una literatura de masas que se imprimía en pliegos sueltos.El conde Partinuplés, comedia publicada en 1653 puede haberse escrito en 1637 en tiempos que la escritora visitaba Madrid.Rosaura replica que ha evadido el matrimonio debido a un funesto pronóstico astrológico: si se casara, será engañada por su esposo y tanto ella como la corona correrían un gran riesgo.Siguiendo la conocida trama de la amante invisible[7] y una inversión del mito de Cupido y Psique, ella no le permite al conde que mire su rostro.En ella, Leonor es cortejada y seducida por don Juan al que se entrega.[3] Además, se aprecia la voluntad por parte de la autora de incluir su opinión sobre temas que afectaban especialmente a las mujeres, como la castidad, el honor, el matrimonio o la amistad femenina.[5] Varios críticos han querido hacer una lectura feminista o proto-feminista de la obra.