Ambondro mahabo fue descrito por un equipo liderado por John Flynn en un artículo publicado en 1999 en la revista Nature.
Tiene un tubérculo (cúspide pequeña) en la parte posterior del diente y probablemente otro en la esquina frontal interna.
Cada una de las tres cúspides forman un ángulo recto con el protocónido, por lo que el trigónido es descrito como "abierto".
La cúspide menor, el hipoconúlido se encuentra hacia el lado interno del diente, y el hipocónido y el hipoconúlido se conectan por un borde cortante que sugiere la presencia de una cúspide de metacono en los molares superiores.
Más hacia el lado interno, se encuentra una cresta, la entocresta, que bordea la cuenca del talónido; en el m1, esta está expandida y en el m2, contiene dos tubérculos pequeños, pero sin una cúspide diferenciada del entocónido.
Ellos propusieron que el desgaste en el talónido australosfénido ocurría mayormente en los bordes, no en la propia cuenca del talónido, y que los australosfénidos pueden no haber tenido un protocono funcional.
[9] Asfaltomylos Henosferus Ambondro Ausktribosphenos Bishops Monotremata Metatheria Eutheria Monotremata Metatheria Eutheria Ambondro Asfaltomylos Ausktribosphenos Bishops En su artículo, Flynn y colegas describieron a Ambondro como el más antiguo mamífero con molares trobisfénicos, los cuales se encuentran en los metaterios (los marsupiales y sus parientes extintos) y los euterios (placentarios y sus parientes extintos), caracterizados por la cúspide del protocono en los molares superiores que hacen contacto con la cuenca del talónido en los molares inferiores al masticar.
[10] En consecuencia, Flynn y colaboradores cuestionaron la idea predominante de que los mamíferos tribosfénicos se originaron en los continentes del norte (Laurasia), y en cambio propusieron que su origen yacía en el sur (Gondwana).
[12] Ellos caracterizaron a Australosphenida por la presencia compartida de un cíngulo en la esquina externa frontal de los molares inferiores, un talónido corto y ancho, un trigónido relativamente bajo, y un último premolar inferior triangulado.
En contraste con Ambondro, este animal carecía de una metacresta distal y no tenía un cíngulo labial bien desarrollado.
[18] Sus resultados (figura 3, abajo) cuestionaron la división entre Australosphenida y Boreosphenida, como fue propuesta por Luo et al.