Melisenda no dejó el poder cuando este último alcanzó la mayoría de edad, y hacia 1150 madre e hijo mantenían una relación hostil.
La guerra civil estalló, y Amalarico, que había recibido el condado de Jaffa como apanage al llegar a la mayoría de edad en 1151, se mantuvo fiel a Melisenda hasta su derrota.
Inés le dio dos hijos: primero Sibila y luego el futuro Balduino IV.
La toma de Ascalón por Balduino III hizo que tal proyecto pareciese realizable.
Tras una batalla indecisa, Amalarico tomó Alejandría, pero no pudo permanecer allí y tuvo que volver a Jerusalén tras obtener grandes tributos.
Las negociaciones habían durado dos años, sobre todo por la insistencia de Amalarico en recuperar la soberanía sobre Antioquía.
Los caballeros hospitalarios apoyaron la invasión, mientras que los templarios rechazaron tomar parte en ella.
Entre tanto, Nur al-Din había enviado refuerzos, lo que forzó la retirada de los cruzados.
El sitio se alargó e hizo presencia el hambre; finalmente hubo que firmar una tregua con Saladino.
Saladino fue declarado entonces sultán en 1171 al morir el último de la dinastía fatimí.